ESTADOS DE OPINIÓN

Hemos de realizar lo deseable, no lo imposible

He participado en un curso-taller en Mallorca, en la ciudad de Palma, en la que vivo desde hace ya tres años, organizado por ATTAC-Mallorca, organización altermundista cuyo objetivo global es alcanzar la justicia económica mundial y para ello denuncia toda situación de explotación y muy especialmente las injusticias de un sistema económico-financiero depredador y excluyente, generador de desigualdad, pobreza y muerte. 

Pues bien, como decía, he participado en un curso que ha tenido por título: Otro Mundo y otra vida, aún son posibles, que se ha extendido a lo largo de 5 meses, en sesiones quincenales en formato ponencia-taller (con una previa exposición y una reunión posterior en grupos reducidos) y que al contrario de lo que podría suponerse en unos momentos de escasa participación e ilusión por lo colectivo, ha reunido alrededor de 90 personas.

El contenido del curso ha sido de una enorme riqueza tanto en los aspectos tratados como en la participación e implicación de los asistentes. Crisis climática, crisis energética; repartir y garantizar el trabajo; recuperar lo público; decrecimiento o colapso y planteamientos de futuro, han sido algunos de los aspectos que se han abordado. 

Pero, sin querer extenderme en los diferentes ponentes, me quiero referir a dos reflexiones que dos de ellas han compartido, bien en su misma exposición o bien en artículos escritos en los medios, me refiero a las activistas eco-sociales Margalida Ramis y Yayo Herrero.

De la primera destaco la observación que planteó en su ponencia: la necesidad de mantener una mirada esperanzadora y emancipadora que dé respuestas a las demandas sociales y que genere alternativas creativas, y de la segunda: “Si lo necesario en tiempos de potenciales catástrofes es percibido como políticamente inviable, entonces, para qué la política. No podemos renunciar a lo necesario, es por eso que creo que la idea de lo posible no puede ser un horizonte político.” Y añado otra frase pronunciada en dicho curso por la presidenta de ATTAC-Mallorca, Irene Salamanca: “Las utopías surgen de las necesidades de la realidad, por lo tanto, no hay nada más realista que la utopía.”

Reflexionando sobre estas aportaciones, constato que, en primer lugar, nos enriquecemos y crecemos, ineludible y absolutamente, por lo que nos dan los demás. La comunicación, la relación, la vida en comunidad, cuando la rige el respeto y la tolerancia y la orienta el cuidado por la dignidad de la persona, nos da respuesta a una de las “tres características que como todo ser humano tenemos: la interdependencia, las otras dos son la diversidad y la vulnerabilidad“ (reflexión que tampoco es propia, sino de Neus Tur, otra ponente del curso) y por ello me reafirmo en la importancia de crear ámbitos de encuentro, reflexión, debate y propuesta. Compartiendo lo que vivimos, lo que sufrimos y lo que necesitamos, generamos relación, y con las sabidurías de cada uno generamos debate y propuestas y adquirimos la conciencia de que podemos incidir en el cambio de las cosas, lo que desde hace algún tiempo se le llama empoderamiento.

Y en segundo lugar, quiero abundar en el contenido de las reflexiones expuestas, y haciendo un “mix” entre ellas, proponer: hemos de mantener una mirada esperanzadora y emancipadora, una mirada utópica que ha de surgir de la propia realidad que vivimos, de nosotros mismos, que genere alternativas creativas para cubrir nuestras necesidades. Hemos de luchar por realizar lo deseable, no lo posible. Tanto en la esfera de los cuidados, de la salud, de la alimentación, de la vivienda, de la formación, del trabajo, para vivir dignamente, como en la esfera del reconocimiento, del desarrollo de nuestras capacidades y habilidades, de la cultura y del ocio, necesidades, en fin, de armonía con el resto de las personas y con la naturaleza que nos acoge y mantiene.

La reflexión puede tener algo de oportunista por el año electoral que nos toca vivir, pero no deja de tener una validez atemporal. Además, nada cambia por delegación ni por representación, o nos implicamos o no hay transformación. 

Y ya, para acabar, y cogiendo el hilo inicial, vuelvo a reconocer mi poca originalidad, ya que como he explicado, casi todo lo escrito es fruto de la reflexión de cuatro mujeres que, con su sabiduría, me han enriquecido de una manera imperceptible pero cierta, y como si de un acto mágico se tratara, esa sabiduría compartida provoca siempre que nos transformemos mutua y continuamente, no volviendo a ser nunca más los mismos.


Salvador Martínez
Membre d’ATTAC Mallorca