Joaquim Cervera
ESTADOS DE OPINIÓN

Pastores, ángeles i magos

Ha pasado la Navidad y en este tiempo, tanto los belenes populares como las lecturas de las celebraciones para los cristianos, nos recuerdan los relatos del nacimiento del profeta y maestro espiritual Jesús.

Si leemos las narraciones del nacimiento y de la infancia de Jesús en el evangelio de Mateo (2, 1-12) y en el de Lucas (2, 1-21), nos encontramos con unos “cuentos” muy bien escritos literariamente, una verdadera y bella delicia, llenos de cultura y simbología bíblica. Sabemos que la literatura de los cuentos y de los mitos es la que puede expresar las realidades profundas y el Misterio de la Vida. El mito no es que sea mentira. Revela unas verdades no científicas. No es ni ciencia, ni historia. Sencillamente, nos sumerge, a través de los símbolos, en la espiritualidad, en el sentido de la vida, en las preguntas existenciales que todos nos hacemos. La cultura dominante occidental racionalista y científica-técnica a veces no valora lo suficiente el lenguaje mítico-simbólico y lo menosprecia.

Los evangelios de la infancia sintetizan la vida del maestro Jesús adulto desde su nacimiento. Los evangelistas lo hacen nacer en Belén porque lo decían los profetas, que nacería el Mesías esperado. La familia de Jesús va a Egipto porque así lo hizo el pueblo de Israel y salió de allí liberado.
Si Jesús estuvo al lado de los pobres y menospreciados, Lucas lo hace nacer entre pastores (sucios, mal vistos, mal hablados) y entre la milicia más baja de los ejércitos celestiales (no hay arcángeles, solo figuran los ángeles anónimos). Jesús estuvo abierto a los extranjeros y sobre todo lo estuvieron las primeras comunidades cristianas, que iban acogiendo personas no judías y de cultura greco-romana. Mateo, precisamente para mostrar esta acogida al diferente, inventa el seguimiento de la estrella y la adoración de los magos (que “ni eran reyes, ni eran tres, ni eran”), que eran rechazados por los judíos por ser extranjeros y por engañosos. Deuteronomio 8,10 dice: “Que nadie de vosotros queme en sacrificio, como ellos, uno de sus hijos o hijas, ni practique las artes de adivinar o de interpretar presagios, la magia, las brujerías…”. Los magos representan toda la humanidad, que puede acceder al mensaje de hermandad de Jesús. La cultura dominante actual también, a veces, margina conocimientos que no provienen de la ciencia.

Podríamos interpretar espiritualmente esta proximidad de Jesús con los excluidos y sencillos, pensando quienes son los pastores internos, es decir, aquella parte interna y tiniebla nuestra, que rechazamos por “sucia”, que quisiéramos esconder y que quizás son nuestros guías para rehacernos, reconciliarnos y liberarnos.

Podríamos mirar quienes son los magos internos, aquello nuestro que percibimos como engañoso o extraño o que menospreciamos, para descubrir los regalos que nos ofrece de brillo-luz (oro), perfume (incienso) y soporte al sufrimiento para dar más vida (mirra). Podríamos observar quienes son los ángeles sencillos interiores que nos anuncian la paz con nosotros mismos, con la naturaleza, con los demás y en la sociedad, para convertirnos en artesanos de la PAZ.

Quim Cervera i Duran
Vocal de la junta. Coordinador del Eje de Paz, Diversidad y Democracia.